Los claustros más bonitos de España

Claustro de la Catedral de Burgos

Los claustros siempre han sido eternos lugares de meditación y misticismo. Como plazas porticadas, son el silencio de cada monasterio, levemente interrumpidos quizás por el llanto de alguna fuente o el silbar de las hojas de los árboles. A su alrededor corría la vida de los monasterios, el epicentro cultural de la Edad Media. Iglesias, refectorios, salas capitulares y escaleras que se perdían en la maraña de la quietud y el misterio.

Rincones de paz y recogimiento, algunos de ellos conforman el rico patrimonio que nos envuelve. Pero, tal vez, y no creo equivocarme, son de las maravillas más olvidadas, aquellas por las que uno pasa casi de puntillas, sin apreciar la sombra de historia y arte que vive agarrada a ellas desde tiempos inmemoriales. Hoy queremos convertir a alguno de estos claustros en nuestros protagonistas…

Comenzamos por ejemplo en el hermoso claustro de la Iglesia de San Pedro de la Rúa, en Estella, Navarra. Estamos ante una de las típicas iglesias románicas del siglo XII, construida como templo de devoción en el Camino de Santiago. Hoy de su claustro sólo nos quedan dos alas, un ángulo porticado de noventa grados que abraza el silencio del entorno. El patio es muy sencillo, verde y con una pequeña fuente, ya seca, en el centro. Un enorme árbol, testigo de siglos y oraciones, da sombra al silbar del viento.

El Monasterio de San Pau del Camp, en Barcelona, alberga un minúsculo claustro que guarda, como tesoro en mano, una bella sorpresa. Se trata del único claustro en toda Europa de evidente infliuencia musulmana. Fue construido en el siglo XII, dos siglos más tarde que el conjunto del monasterio. El misterio nos envuelve aún más cuando, alrededor del claustro, se pueden ver numerosas tumbas de nobles catalanes, entre ellas la de Wilfredo II, muerto en el 911, promotor de la construcción del monasterio.

Dejamos la joya de los claustros españoles para el final. Todo aquel que se acerca a la Catedral de Burgos se maravilla de su aspecto imponente, su fachada gótica y su majestuoso interior. Si no habéis visto su claustro, aún no la conocéis de veras. Sus paredes están cubiertas de sepulcros, y a su alrededor se abren las capillas de Santa Catalina, el Corpus Christi y San Jerónimo. Dejaros embaucar por el silencio que corretea por las esquinas.

Pasillos porticados, embellecidos con las interminables oraciones que han ido tallando los siglos. Silencios de piedra al arrullo de alguna fuente. Joyas que se esconden en las entrañas de otras joyas. Rincones donde la música del tiempo ha dejado su paso a las gotas del agua.

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