Oviedo, el principado del norte
Sin duda que el norte de España es uno de los rincones más bellos de nuestra geografía. Resulta fundamental la visita a cualquiera de sus ciudades más representativas. Pueblos marineros que viven un permanente romance con el mar, pequeños núcleos de población encajados en las montañas, como caídos del cielo. Hoy nos vamos a acercar a Oviedo, la antigua capital asturiana, ciudad administrativa, comercial y universitaria que cuenta con un rico legado histórico y artístico en el que destacan los vestigios prerrománicos.
La fundación de Oviedo puede fecharse en el 761. Desde sus orígenes Oviedo fue un enclave importante de la cristiandad en su lucha contra los musulmanes. Aunque no es hasta finales de la Edad Media, con la construcción de su Catedral, cuando se constituye el Principado de Asturias, título que ostentan los herederos a la Corona española. La Universidad, fundada en Oviedo en el siglo XVI, hace que la ciudad tenga una vida urbana muy viva, concentrada sobre todo en el casco viejo peatonal.
La mayor concentración de edificios monumentales, museos y rincones entrañables de Oviedo se encuentran precisamente en este casco antiguo, entre las plazas de Daoíz y Velardey la de Alfonso II el Casto o de la Catedral, el monumento más rico en tesoros y variedad arquitectónica.
La Catedral es un templo gótico-flamígero de los siglos XV y XVI, parcialmente reconstruida en 1934. Su fachada consta de una torre única y tres portadas. La puerta de entrada da a una hermosa capilla donde está el altar mayor con uno de los mejores retablos renacentistas de España. A su lado destaca la Capilla del Rey Casto donde se ubica el sepulcro del joven Itacio. Pero el corazón de la Catedral y de la propia ciudad es la Capilla de San Miguel o Cámara Santa. Esta capilla fue la primera que se construyó en toda la Catedral y se supone que acogió el tesoro de reliquias y joyas llegadas a Asturias en el Arca Santa desde Toledo, a raíz de la invasión musulmana. En ella podemos admirar la figura del Apostolado, una bella escultura románica, con cabezas de Cristo, San Juan y la Virgen.
En otra capilla de la Catedral se halla la Cruz de los Ángeles, ofrecida por Alfonso II en el año 808, y la Cruz de la Victoria, enarbolada por Pelayo en la batalla de Covadonga (esta es la cruz que figura en el escudo del Principado). Fuera del templo visitamos el claustro gótico, del siglo XV, y el Cementerio de los Peregrinos, lugar desde donde se ve la torre de San Miguel. Si tenéis tiempo visitar los archivos de la Catedral, con códices y pergaminos de gran valor, como el Libro de los Testamentos, de 1126, y el Museo Diocesano.
Sin abandonar las cercanías de la Catedral os encontraréis la Iglesia de San Tirso, en la Plaza de Alfonso II, junto a la Oficina de Turismo. Cerca de aquí, en la Calle de Santa Ana, podéis acercaros al Museo de Bellas Artes instalado en el antiguo Palacio de Velarde de 1772. Está dedicado especialmente a la pintura asturiana, desde los clásicos hasta los contemporáneos. Otro Museo, el Arqueológico, se encuentra en el Tránsito de Santa Bárbara, nombre que recibe la revuelta que rodea la Catedral. Desde allí podemos pasar al jardincillo de la Corrada del Obispo, con un claustro de finales del siglo XV. Muy cerca de aquí está enterrado Benito Jerónimo Feijoo, precisamente en la Iglesia de Santa María la Real de la Corte.
El paseo en torno a la Catedral lo finalizamos en el Monasterio de San Pelayo, que conserva algunos restos románicos del siglo XII, como el Convento de benedictinos que hoy alberga el Archivo Histórico Provincial.
Visitamos ahora la Plaza de Daoíz y Velarde, donde se encuentra la Biblioteca Municipal y el Palacio del Marqués de San Félix, el mayor de los palacios ovetenses. Cerca de esta plaza, una muy bonita, con preciosos soportales, la Plaza del Fontán, con el Ayuntamiento en una de sus esquinas, que muestra en su fachada vestigios de la antigua muralla. Desde aquí, y atravesando la Calle Cimadevilla, llegamos a la famosa Rúa, la calle comercial del Oviedo antiguo, donde se respira el ambiente que Clarín recogiera en La Regenta.
Desde el Ayuntamiento vemos la Iglesia de San Isidoro y la Universidad. A partir de aquí comienza la ciudad moderna, lo que en Oviedo se conoce como el ensanche. Paseamos por el Parque de San Francisco, un lugar muy concurrido por los ovetenses para descansar. Desde allí contemplamos el Teatro Campoamor, desde donde cada año se entregan los Premios Príncipes de Asturias.
Para venir a Oviedo nada mejor que en las Fiestas de San Mateo, que suelen celebrarse del 5 al 23 de septiembre. Al final de estos festejos tiene lugar el Día de América de Asturias, con una vistosa cabalgata en honor a las estrechas relaciones que la ciudad mantiene con los países latinoamericanos, destino habitual de la emigración asturiana. Seguramente en estas fiestas, o en cualquier época del año, podremos probar la típica carne gobernada asturiana, cómo no la fabada, o los famosos carbayones. Todo ello regado con la tradicional sidra.
Cómo llegar
Para llegar a Oviedo podemos utilizar cualquier medio de transporte. El aeropuerto de la ciudad se encuentra 40 kilómetros de Oviedo. Éste puede ser quizás uno de sus inconvenientes, la distancia entre el aeropuerto y la ciudad, aunque al llegar a él podemos tomar trenes y autobuses de línea que unen la ciudad con el aeropuerto.
En tren podemos llegar a la Estación de Uría, en el centro de la ciudad.
Para tu paseo por Oviedo te ayudará: Viaje a Oviedo, guía de turismo
Me parece muy fuerte que no habléis de Avilés en la sección de Asturias cuando es la ciudad que cuenta con el casco histórico más destacado del principado.
Hola:
Como habrás visto, procuramos alternar destinos por toda España, escribiendo unas veces de una provincia y otras de otro.
No hemos escrito de Avilés todavía, como no lo hemos hecho de bastantes otros destinos aún.
España tiene muchos sitios de los que hablar. Pero todo llegará.
Un saludo