El Zoo de Fuengirola, una aventura tropical
Cuando visitéis Málaga no dudéis en acercaros al Zoo de Fuengirola, tanto si sois como yo, de los que disfrutan en lugares como éste, como si sólo lo hacéis por pura curiosidad. Está situado en el centro de la ciudad, y se trata de un rincón muy tranquilo, bellamente diseñado para dar a sus ilustres residentes un espacio realista, un hábitat natural para vivir, crecer y reproducirse.
El zoológico abrió originariamente en la década de 1970, como un zoo más, con sus jaulas y sus recintos cerrados para los animales. Realmente, las condiciones de vida de los animales dejaban mucho que desear. En diciembre de 1998, Rain Forest asumió las obras para mejorar el parque zoológico y rediseñarlo completamente. El recinto era en realidad pequeño, por lo que se optó por usar el ecosistema de un bosque tropical, muy adecuado con la vegetación de la zona.
Se pretendió crear un entorno que abarcara las selvas tropicales de Madagascar, el sudeste de Asia y el África Ecuatorial, incluyendo ríos, cascadas, cuevas, valles, árboles y rocas. Al ser el recinto pequeño, como os decimos, se decidió construir habitaciones subterráneas para algunos animales, y se colocaron los jardines alrededor del zoo, para intentar distanciarlo un poco de los edificios circundantes.
Una vez que todo estuvo en su lugar, se introdujeron a los animales en su nuevo hogar. Las crías de especies en peligro de extinción lograron salir adelante, como por ejemplo las de los chimpancés. Y es que, al principio, las condiciones no propiciaban el crecimiento de estas especies en peligro, y solían morir muchas de ellas debido a las condiciones antinaturales. Ahora sí podían sentirse como en casa.
Desde entonces, muchas otras especies lograron reproducirse con verdadero éxito, como los orangutanes de Borneo, los tigres de Sumatra, los lemures de Madagascar o los hipopótamos. Ver cómo logran salvarse y conservarse especies en peligro de extinción es algo realmente maravilloso, una de las grandes virtudes de los parques zoológicos.
Nada más entrar en el zoológico, podéis haceros una foto en recuerdo de vuestra visita. El paisaje sombreado os recordará en todo momento el ambiente tropical. Parece como si estuviéramos en las selvas tropicales de África o Asia. Hay hermosas aves, con diversos estanques en donde se congregan los flamencos. Entre los primeros residentes del parque veremos a los gorilas, los tigres de Sumatra y los leopardos.
También vale la pena visitar a los orangutanes, que sin duda tienen un gran sentido del humor, aunque a veces no se tomen muy bien eso de verte comer algo y que no les des nada. También son encantadores los chimpancés, o los monos dorados, aunque doradas son sólo las hembras, ya que los machos son de color negro. Es curioso, pero estos monos al nacer son todos de color dorado, aunque al crecer si se tornan negros, ya sabéis, varones.
Visitar también los cocodrilos del Nilo. El punto culminante de la visita, en mi opinión, es el recinto de Madagascar, el hábitat de los lemures. Cada 30 minutos se puede tomar un tour para visitar a estas magníficas criaturas. La entrada al recinto es a través de un enorme árbol baobab, creado por el zoo, que nos llevará directamente al África tropical.
Información práctica
El zoológico abre todos los días a partir de las 10.00 de la mañana. Hasta el 25 de octubre, de lunes a viernes, permanece abierto hasta las 19.00 horas, mientras que los sábados, domingos y festivos cierra a las 20.00 horas. A partir del 31 de octubre, el horario de cierre de lunes a viernes es a las 18.00 horas, mientras que los sábados, domingos y festivos lo hará entre 18.30 y 19.00 horas.
La entrada individual al zoo cuesta 14,90 euros. Los niños entre tres y nueve años y personas mayores de 65 años pagarán 10,20 euros. Los grupos con un mínimo de 25 personas pagarán 11,05 euros, y los niños de tres a nueve años y los mayores de 65 años tendrán que pagar 8,20 euros.