Albarracín, de lo más bello en Teruel

Albarracin

Si tuviéramos que elegir el lugar más bello de Teruel, sin duda tendríamos muchas dudas, pero seguro que Albarracín tendría muchas posibilidades pues es toda ella un museo. En sus tierras podremos encontrar un castillo de origen árabe, murallas, arte renacentista en la parroquia, el Palacio Episcopal con un museo y las típicas casonas y palacios del interior de la península.

Albarracín es, además, Monumento Nacional desde 1961, una ciudad cautivadora que a conseguido guardar con energía su arquitectura tradicional. Su historia es larga, larguísima e intensa tal como sus preciosas e igual de largas murallas lo demuestran. Como vestigio histórico más antiguo, se ha encontrado en lo que ahora es el Parque Cultural de Albarracín una muestra de arte postpaleolítico de entre 6 mil y mil años antes de cristo. Más tarde identificada como Lobetum celtibérica, es de la época de la dominación romana de la que quedan los restos más numerosos.

Podremos ver, de la época romana, lápidas que aparecen en el basamento de la catedral y el impresionante acueducto de 18 kilómetros que iba desde Albarracín hasta Cella.

Si paseamos por sus empinadas callejuelas, uno se puede encontrar sin querer con auténticas joyas como la plaza Mayor. En ella podremos encontrar el ayuntamiento desde donde, en una de sus alas, se abre un impresionante mirador sobre el río Guadalaviar. La catedral de El Salvador, adosada al antiguo Palacio Episcopal fue construida en el siglo XVI y en el museo Diocesano podremos ver su exposición de valiosa colección de tapices flamencos.

Pero no sólo cultura artística y monumentística sino que Albarracín también tiene cultura tradicional. Sus mayos son muy famosos. El primer día del quinto mes del año los mozos recorren la ciudad encontrando los mayos, cosa que simboliza una ronda nocturna de exaltación de la primavera y que expresa, aunque no seamos expertos psicólogos o sociólogos, una gran cantidad de significados sociales. Entre sus productos, son muy reconocidos sus talleres de forja, que produce unas exquisitas piezas de artesanía.

En fin, sin meternos en el ya clásico debate de si existe o no Teruel, lo cierto es que Albarracín existe y es exponente de la historia de este país, historia que está llena de monumentos que han quedado para la posteridad. Es una visita imprescindible si se pasa por los alrededores.

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