La Gomera, un paraiso virgen en las Canarias

La Gomera

Hoy nos vamos hasta las Islas Canarias, concretamente a la isla de la Gomera, un lugar muy diferente a lo que estamos quizás acostumbrados a ver en las demás islas canarias. La Gomera comenzó a hacerse popular en la década de los 70. Curiosamente, hasta 1974, el ferry que iba desde Tenerife hasta San Sebastián de la Gomera sólo realizaba el viaje dos veces por semana. Ya en la década de 1980, la Gomera comenzó a ser un paraíso para los hippies y los excursionistas individuales, que amaban la calma y la riqueza virgen.

Hoy en día la isla aún no cuenta con un gran aeropuerto, la verdad, y básicamente, sólo pueden llegar ferrys desde el Puerto de los Cristianos de Tenerife. Para algunos, esto puede resultar un inconveniente. Para otros, que hemos tenido la oportunidad de visitar La Gomera, no es así. La riqueza natural y virgen de esta isla no sería la misma sin el gran aluvión de turistas de otras islas cercanas.

La isla no tiene en sí muchas playas, casi todas ellas de arena negra volcánica. Los turistas que hemos ido hasta La Gomera hemos buscado sobre todo la paz que se respira caminando por sus paisajes y montañas, la calma de pueblos tan bonitos y blancos como los que se hallan en el Valle Gran Rey. Palmeras, plátanos y otros árboles frutales, así como un clima regular durante todo el año, hacen de La Gomera un auténtico Jardín del Edén.

Os podríamos recomendar muchísimos lugares de interés en La Gomera. Empezamos, por ejemplo, en el Parque Nacional de Garajonay, en el centro de la isla. Cuenta con montañas que casi llegan a los 1500 metros de altura. Me resultó sorprendente el hecho de que los vientos alisios traían constantemente las nubes del Atlántico sobre el parque, ofreciendo una preciosa estampa de niebla sobre los árboles.

Los Organos de la Gomera

Otro lugar de verdadero interés es el que se conoce como los Órganos. La actividad volcánica de la isla ha formado, con el paso de los siglos, columnas de basalto en todo el extremo norte de la Gomera, recordando algo así como el órgano de una iglesia. Las columnas se extienden a lo largo de 200 metros, y llegan a tener hasta 80 metros de altura.

En la Gomera se le tiene un especial cariño a la famosa arquitectura de César Manrique. Este arquitecto modernista nació en 1919 en Lanzarote, pero dejó su marca distintiva en varias de las islas canarias. Su estilo combina deliciosamente con la pureza del paisaje de la Gomera, con sus casas y jardines, todo ello enmarcado en miradores de excelentes vistas.

Curiosamente, en su primer viaje a América, Cristóbal Colón hizo escala en San Sebastián de la Gomera. No se sabe muy bien lo que hizo el navegante aquí, aunque cuentan las leyendas que fue a rezar a la Iglesia de la Asunción, y tomó reservas de agua en lo que se conoce hoy como el Pozo de Colón. En este pozo hay un letrero que dice: «Este agua bautizó a América».

Para mí, particularmente, la isla de la Gomera es un auténtico paraíso de calma, colores y naturaleza vírgen. A diferencia del bullicio turístico de otras islas, la paz que aquí se respira nos invita a sentirnos en otro mundo. Tal vez sea el momento de descubrirlo.

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