Mora de Rubielos, postal de invierno en Teruel
Ahora con el invierno, muchos pueblos en España toman esa silueta de postal de Navidad que tanto nos gusta y nos evoca. Lugares que ver como si fueran pequeñas perlas caidas del cielo en gotas de nieve. Mora de Rubielos, en la provincia de Teruel, es uno de estos rincones, una de estas postales con las que adornar nuestra Navidad.
Si ya de por sà Mora de Rubielos es bello en cualquier época del año, en invierno tiene un aspecto diferente. Eso sÃ, hace frÃo, mucho frÃo. Hay que ir bien abrigados porque el norte turolense no perdona. Recorrer las calles de la población es perderse en un laberinto medieval. El pueblo conserva buena parte de sus murallas en las Torres, tres puertas de acceso que son el portal de la Plaza, de los Olmos y de las Monjas.
Nuestro paseo medieval nos debe llevar obligatoriamente por lugares y barrios como el de la Cuba, la Troya o Santa LucÃa, contemplando casas de estilo renacentista, casi todas ellas alrededor de la Plaza Mayor. Es en esta plaza donde veremos la imagen del Ayuntamiento, un bello edificio herreriano del siglo XVII.
Cualquier punto de la ciudad nos hará perder la vista hacia la altura del Castillo de Mora de Rubielos. Imaginaremos batallas, cruce de espadas, romances antiguos, siglos y siglos de piedras, nieve y frÃo. Junto al castillo vemos la Ex Colegiata de Santa MarÃa, otro de los grandes orgullos de este lugar. Templo del siglo XV de estilo gótico, merece una visita detallada.
La imagen que siempre recordaré de Mora de Rubielos es un pueblo medieval, con casas de tejas rojas y mirada de piedra. Este lugar fue declarado Conjunto Histórico ArtÃstico en 1978, y forma parte de la importante ruta mudéjar aragonesa. Es un privilegio poder pasear por sus calles, llenas de historia, empedradas y estrechas, pararse a tomar un buen vino y una tapa de jamón en alguno de sus pequeños bares, recorrer lugares que, quizás antes, fueron demasiado importantes para la historia de Aragón.
Mora de Rubielos es una preciosa estampa que tenéis que conocer. Vale la pena pasar un poco de frÃo algunas veces.
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