Haro, la capital del Rioja
Gracias a su suelo calcáreo y arcilloso sobre el que se asienta y al clima, la ciudad de Haro, es desde principios del siglo XIV un centro vitivinÃcola de gran importancia que le ha proporcionado un estupendo auge económico, por lo que merecidamente ostenta la denominación de «La capital del Rioja».
Situada en el noroeste de La Rioja y a orillas del rÃo Ebro es la ciudad más importante de la zona vinÃcola con denominación de origen Rioja Alta. Su casco antiguo, conocido como La Herradura, está declarado desde el año 1975 Conjunto Histórico-ArtÃstico, estando su suelo horadado en gran parte por kilómetros de galerÃas usados por las bodegas para la crianza y mantenimiento de los vinos, que conforman uno de los grandes atractivos de la visita a esta bella y elegante villa.
Iniciamos el paseo por la ciudad por su casco antiguo, repleto de casas blasonadas, empezando por la Plaza de La Paz, donde se encuentra el Ayuntamiento, edificio del siglo XVIII, de estilo neoclásico, y el Arco de San Bernardo, siglos XV-XVI, a través del que se accedÃa a la villa; junto a éste el Torreón Medieval, del siglo XIV. Entre las casas-palacio levantadas dentro de su casco antiguo, caben destacar, el Palacio de los Condes de Haro, en la Plaza de la Iglesia, del siglo XVII, de estilo renacentista y adornos barrocos; el Palacio de Bendaña o Palacio de Paternina, en la calle San MartÃn, del siglo XVI, de estilo plateresco y con una galerÃa mudéjar del siglo XV, procedente del monasterio de La Estrella de San Asensio; el Palacio de los Salazar, con fachada a las calle de La Paz y Siervas de Jesús, del siglo XVIII, entre el plateresco y herreriano; el Palacio de Tejada, en la calle Lucrecia Arana, del siglo XVIII, de estilo rococó; el Palacio de los Condestables, en la calle San Roque o el Palacio de la Plaza de la Cruz, en la calle del mismo nombre, del siglo XVII y decoración mixtilÃnea.
Entre sus monumentos religiosos, el más importante es la Iglesia de Santo Tomás, a los pies del cerro de La Mota, construida sobre una anterior del que conserva la magnÃfica portada principal de estilo plateresco, siendo también destacable su torre. La Iglesia de Nuestra Señora de la Vega, en el paraje de La Vega, de estilo barroco, como lo es el retablo de su altar mayor. En su interior acoge la imagen de la Virgen de la Vega, gótica, del siglo XIV. El ex convento de San AgustÃn, del siglo XIV, hoy convertido en hotel, en el que proponemos la estancia para la ocasión.
También son dignos de mención, la Puerta de Santa Bárbara, en la calle Siervas de Jesús y el Puente de Briñas, a 2 kms. del centro urbano, de estilo gótico del siglo XIII, que cuenta con siete ojos.
Lugares con encanto. Parada y Fonda, en esta visita a la interesante villa de Haro sugiere los siguiente establecimientos para el alojamiento y el disfrute de la buena y afamada gastronomÃa riojana:
Hotel Los Agustinos. Plaza de San AgustÃn, 2  Haro (La Rioja).
Edificio fundado como convento en el siglo XIV y que posteriormente ha servido de uso como guarnición militar, hospital, cárcel y escuela, funcionando en su actividad actual desde el año 1989. Entre sus historiados muros presenta 62 habitaciones, la mayorÃa exteriores, bastante amplias y confortables, que combinan clasicismo y modernidad. Además cuenta con un bello claustro con el patio cubierto por una cúpula acristalada y climatizado, varios salones, restaurante y bar-cafeterÃa. Es un marco espléndido, monumental, de piedras y altas bóvedas y una austera decoración, que invita al silencio y al descanso.
Puedes reservar en: Hotel los Agustinos en Haro
Restaurante Terete. calle Lucrecia Arana, 17  Haro (La Rioja)
Desde el año 1877 viene ofreciendo, hoy ya en su cuarta generación, buenos platos de cocina que le han convertido en un clásico de la zona, donde la menestra de verdura y el cordero asado en horno de leña son sus referencias. Platos abundantes, postres caseros y una buena bodega instalada en un sótano del siglo XVIII.
Muchas y prestigiosas bodegas se pueden visitar en Haro, cosa que no hay que dejar de hacer en esta atractiva localidad y participar en alguna cata de vinos, a ser posible; y si no, cuando menos, tomarlos en los numerosos bares que se nos abren en nuestro paseo por el casco antiguo.