Castellón, desconocida
Puede que Castellón de la Plana, como capital de provincia, no nos llame mucho la atención debido a que la comunidad valenciana está, digámoslo así, dominado por el centralismo valenciano. No obstante, a esta pequeña ciudad y capital de provincia, con alrededor de 144 mil habitantes, no le faltan cosas para ver.
Con una historia turbulenta, a esta ciudad valenciana se puede ir tranquilamente durante cualquier época del año debido a su clima mediterráneo. Así pues se puede comenzar el viaje visitando la Plaza Mayor, en pleno corazón de la ciudad. Al lado de ella se levanta la concatedral de Santa María, que aunque el original templo fue derruido durante la Guerra Civil Española, se reconstruyó conservando de la primera edificación, la estructura de las tres portadas góticas, construidas entre 1382 y 1435.
En la misma Plaza Mayor podremos admirar el Ayuntamiento y la torre campanario, considerado como el símbolo más representativo de la ciudad. Es una sólida edificación de forma octogonal erigida en 1437 y 1604 y que con 58 metros de altura se la conoce popularmente con el nombre de “el Fadrí”. Un poco al norte se sitúa la iglesia de San Nicolás, de origen medieval pero adaptada al estilo barroco durante el siglo XVIII.
Otro lugar de interés relevante en Castellón es la avenida Hermanos Bou, donde se encuentra la nueva sede vanguardista construida para albergar el Museo de Bellas Artes de Castellón. Dentro podemos encontrar cuatro colecciones permanentes, donde la más importante es la de cerámica que contiene dos salas. La colección de Bellas Artes no se queda tampoco atrás pues contiene obras que van desde el gótico hasta la primera mitad del siglo XX.
Otros lugares interesantes para visitar en Castellón pueden ser los siguientes: la iglesia de San Agustín del siglo XVII, el convento de Capuchinos que contiene algunas obras de Zurbarán, yendo un poco más lejos, en los alrededores de la ciudad podemos vislumbrar la basílica de la Madre de Dios de Lledó, dedicada a la patrona de la ciudad y la ermita de la Magdalena, de los siglos XV y XVIII.
En fin, una interesante ciudad que combina lo antiguo con lo más moderno y vanguardista. Si alguien decide quedarse a visitar con detalle Castellón seguro que no se arrepiente pues tras su humildad de pequeña ciudad se esconden diversas sorpresas que no dejarán indiferente al visitante.