Fuentealbilla, la cuna de Andrés Iniesta

Fuentealbilla

Quizás hasta no hace muchos años, Fuentealbilla, situado a unos 43 kilómetros de Albacete, era un pueblo totalmente desconocido para la inmensa mayoría. Sin embargo hoy, quien no lo conozca al menos de oídas, es que ni está al tanto de la actualidad ni sabe de fútbol. Fuentealbilla ha pasado de ser un pueblo desconocido a convertirse casi en un lugar de peregrinación para los amantes del mundo de la pelota.

Y es que fue aquí donde nació en 1984 Andrés Iniesta, el hombre que con su gol nos ha hecho ser campeones del mundo de fútbol. Como tal vez haya algunos grandes seguidores que tengan la curiosidad de saber algo más de Fuentealbilla, hasta allá que fuimos para descubrirla turísticamente y poder mencionarla más allá de por sus raíces futbolísticas.

Realmente es una pequeña población de algo más de dos mil habitantes. Muy tranquila, típico pueblo de la Mancha que se dedica fundamentalmente a la agricultura y la construcción. Para aquellos que lo quieran conocer para seguir los pasos de Iniesta, hay que ir hasta la Peña Iniesta, situada en el Bar Luján, un auténtico santuario y museo del jugador regentado por su abuelo.

Hay incluso una calle que lleva el nombre del jugador, en la que éste tiene situada su casa cada vez que viene por aquí. También seguro que os encantará ir a conocer su colegio, y el patio en el que comenzó a dar las primeras patadas a un balón. Aunque a buen seguro que las tranquilas calles de Fuentealbilla fueron protagonistas de las correrías del pequeño Andrés.

Pero de Fuentealbilla hay que decir incluso más. Por ejemplo hablar de sus orígenes romanos, ya que aquí fueron célebres sus salinas romanas, que no han dejado de explotarse hasta hace pocos años. De aquella época se conserva la Fuente Grande, una pequeña cisterna romana del siglo III.

Además del turismo futbolístico que seguramente vendrá por Fuentealbilla, hay que decir que sus alrededores son muy buenos para hacer algo de turismo rural. Nada más que hay que acercarse a parajes como las Canteras, donde los más viejos del lugar aún recuerdan cuando venían a bañarse aquí, y sobre todo el Galayo y la Laguna.

Pasear por este pueblo tranquilo, entrar en alguno de sus bares y restaurantes y saborear su gastronomía, con sus retallos, sus collejas, minchos y gazpachos, sería una visita cuanto menos curiosa para conocer este lugar al que no deja de nombrar su hijo más insigne. Un lugar de la Mancha del que, en esta ocasión, sí hay que acordarse.

Foto Vía Casa Turismo Rural

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