Burgo de Osma, el tesoro medieval de Soria

Plaza Mayor

Si de algo puede preciarse un país como el nuestro es de guardar hermosos tesoros en las entrañas de sus tierras. Pueblos y ciudades que convierten nuestras visitas en un recuerdo imborrable. Algo así me pasó cuando visité no hace mucho un lugar que me sonaba bastante de oídas pero al que nunca me había acercado. Concretamente El Burgo de Osma, la histórica y monumental ciudad episcopal en la provincia de Soria, de apenas 4000 habitantes pero declarada Conjunto Histórico Artístico en 1993. Y no es para menos…

A partir de la sede episcopal de Osma fue surgiendo en el siglo XII la actual ciudad como un burgo de artesanos y comerciantes al que se trasladó la residencia del obispo, factor decisivo de su fama en tiempos bajomedievales. Este crecimiento se mantuvo en la época renacentista, durante la cual llegó a contar con un centro universitario. La ciudad es un encanto hecho historia. Muy tradicional, se divide en la parte antigua, donde se distribuyen los comercios y los bares de tapeo, y la parte más moderna que acoge el ambiente más juvenil.

La visita a la parte antigua es retrotraernos a la época de esplendor de la ciudad. La Calle Mayor, con sus casas alzadas sobre soportales, es el eje del casco antiguo. En ella se abre también la porticada y barroca Plaza Mayor, donde se alza el sencillo edificio del Ayuntamiento de 1768 y el Hospital de San Agustín, del siglo XVIII, con dos torres con chapiteles a ambos lados de la fachada presidida por una imagen del santo entre blasones. El Hospital acoge en su interior la Oficina de Turismo, un centro cultural en el que se organizan exposiciones temporales de pintura, fotografía y arte contemporáneo, y el aula arqueológica Antigua Osma. Tras el Hospital queda la antigua Universidad de Santa Catalina, de mediados del siglo XVI y de estilo renacentista.

La Catedral, de origen románico, fue continuada a partir de 1232 según cánones góticos. A partir del siglo XIV se le añadió el hermoso claustro, del gótico tardío, y la monumental torre barroca, de 72 metros de altura. La vista desde la parte inferior de la torre es sencillamente inigualable. En el interior destacan el retablo mayor, de 1554, de Juan de Juni y Juan Picard, y la verja plateresca que cierra la capilla central, de Juan Francés.

No podemos dejar de visitar en la Catedral la tumba en piedra de Pedro de Osma, de 1251, del que se cuentan numerosas leyendas y milagros en la ciudad. Asimismo, las vidrieras renacentistas del interior, quizás no tan espectaculares como en otros lugares, pero sí muy coloristas. En torno al claustro visitad también el Museo Catedralicio y Diocesano, donde se guarda el Beato de Osma, un precioso códice de 1086 con miniaturas mozárabes que reproduce el Comentario al Apocalipsis de San Juan, de Beato de Liébana, la auténtica joya de esta ciudad.

Murallas y Catedral

Callejear por Burgo de Osma es francamente especial, sobre todo a la caída lenta de la tarde. Penetrar por el Callejón del Caracol, atravesar los soportales de la Plaza Mayor hasta la puerta de San Miguel, la antigua muralla que se alinea frente al río Ucero, seguir el curso del río hasta el Parque Público, un lugar precioso para descansar, y llegar hasta el Cerro Castro donde se hallan los primeros restos romanos de la ciudad.

Y, cómo no, sentarnos en la Plaza Mayor a probar las alubias, o los escabeches rellenos de perdiz o codorniz, y todo lo derivado de la matanza del cerdo. Acompañarlo de los sobones, extendidos o harinados, y claro está, en esta parte de la Ribera del Duero, es inexcusable degustar un buen vino de color claro, de escasa graduación y un tanto ácido.

Para visitar Burgo de Osma recomendamos mediados de agosto, donde las temperaturas suelen ser mucho más agradables que el temido invierno soriano. Concretamente se celebran las fiestas de la ciudad, del 14 al 19 de agosto, con desfiles de gigantes y cabezudos, juegos medievales, mercadillos, corridas de toros y el tradicional baile de la rueda en la Plaza Mayor.

Si tenéis tiempo, visitad el Parque Natural del Cañón del Río Lobos. Se encuentra a las afueras de Burgo de Osma, en una desviación de la carretera que une el pueblo con San Leonardo de Yagüe, poco después de pasar Ucero. Allí se encuentra el Centro de Interpretación del parque. En el interior del mismo observaréis el vuelo de los buitres leonados, los grandes huéspedes del lugar. También os encontraréis con la Ermita de San Leonardo, del siglo XIII y origen templario.

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2 comentarios

  1. Diario de un burgense dice:

    Me quito el sombrero ante tu descripcion de El Burgo de Osma.

    Gracias y un saludo

  2. Diario de un burgense dice:

    Una unica pega.

    EL Burgo de Osma, mejor con el articulo delante.

    Saludos.

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