Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Si os gusta el senderismo, los hermosos paisajes, si sois de los que no dudáis en retratar con vuestra cámara todo aquello que os sale al encuentro, vuestro próximo destino ineludible debe ser el Parque Nacional de Ordesa y el Monte Perdido, en el sector central del Pirineo aragonés. Visto desde el río Arazas presenta un imponente aspecto con elevadas alturas, salpicadas de vez en cuando por estrechos rellanos conocidos con el nombre de gradas o fajas. ¿Os venís de ruta?…

Cola de Caballo del Monte Perdido

La cascada de la Cola de Caballo en el Monte Perdido

Ordesa fue declarado Parque Nacional en 1918. El parque está configurado por una sucesión de valles montañosos de tipo glaciar, en algunos puntos cortados horizontalmente. Las laderas de los valles están cubiertas de bosques de hayas, arces, abetos, alerces y pinos. A su alrededor, los jabalíes y en especial los zorros, parecen vivir bajo la vigilancia de los quebrantahuesos y las águilas reales.

El acceso al parque lo hacemos en el pueblo de Torla, tomando el curso del río Arazas. Aquí iniciamos la ruta que nos lleva a las gradas de Soaso. Allí, en un amplio valle, destaca el circo de Soaso, una abertura circular desde la que ya comenzamos a contemplar una preciosa extensión de terreno verde, y alzando la vista, la mole del Monte Perdido, rodeado por el curso alto del río Arazas y la bellísima cascada de la Cola de Caballo que, como una lágrima de cristal rugiente, desciende del Monte.

Desde aquí contemplamos unas maravillosas vistas mientras ascendemos al refugio de Góriz, de 2160 metros. A medida que vamos ascendiendo, la vegetación va variando, pasando de las hayas a los arces y las coníferas. Si tenéis la oportunidad de visitar Ordesa en otoño, la explosión de colorido será tremendamente intensa. Desde el sendero que nos lleva a Góriz observaremos cómo nos miran fijamente los tres picos del macizo: Monte Perdido, Soum de Ramod y Cilindro de Marboré.

Circo de Cotatuero

Vistas desde el Circo de Cotatuero

Una nueva ruta que recorre la parte superior de Ordesa es la que va ganando altura hasta llegar a las clavijas de Cotaluero, grapas y asideros metálicos allí instalados en 1881 por encargo de un cazador inglés. De nuevo, las vistas desde aquí son realmente preciosas. Un silencio ensordecedor os trasladará hacia la relajación total. Sólo el leve chillar lejano de las águilas que sobrevuelan la zona abre un tajo de ruido en la naturaleza. A través de este sendero llegaremos al circo de Carriata y al circo de Cotatuero, desde los que se contempla una magnífica panorámica del valle.

Desde las paredes de Gallinero y del Tozal del Mallo, llegamos a una de las más interesantes alturas del parque, la Faja de Pelay. Se trata de una larga y elevada cornisa que a través de 7 kilómetros sobrevuela el fondo del valle por el que discurre el Arazas. La ruta parte de la pasarela que cruza el río frente a la explanada de partida y enlaza con la senda de los Cazadores, que conduce a la Proa de Calcilarruego, un impresionante mirador abierto en la parte superior de una sobrecogedora cortadura. Frente a ella observamos las moles del Mondarruego, Tozal del Mallo y Salarons.

Bajando por la desembocadura del Cinca, atravesando el pueblo de Escalona, en el entorno de Aínsa, llegamos a los Valles de Añiscló, Vió y Escuaín. Allí visitaremos el Centro de Interpretación de la Fauna Pirenaica para conocer mucho más cerca los animales que pueblan este maravilloso enclave.

Así que ya sabéis, si queréis senderismo del bueno, no lo dudéis ni un segundo, el Parque Nacional de Ordesa es el mejor lugar para practicarlo.

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