Senderismo en el Cañón del Sil

Cañón del Sil

Si nos adentramos en el Sil, y aprovechamos sus corrientes navegables, encontraremos las mejores rutas sin duda. Si estáis buscando la zona de los monasterios, también encontraréis las mejores fotos. Los conventos más cercanos a la corriente del Sil son Santo Estevo de Ribas de Sil y Santa Cristina. Al primero se puede acceder desde Os Peares, a través de carreteras en pendiente que apenas se mencionan en los mapas.

También se puede llegar desde Nogueira de Ramuín, pasando por el monasterio de San Pedro de Rocas. Después de visitar los tres claustros de Santo Estevo, se puede tomar la carretera que, desde Loureiro, cae hasta el Cañón, o se puede ir hasta Parada de Sil. Desde este pueblo, una carretera de dos carriles nos llevará hasta Santa Cristina.

El camino hasta este convento se hace a través de árboles centenarios. A lo largo de esta ruta existen excelentes miradores. Por ejemplo, el que hay construido entre la carretera de Vilouxe y Caxide, donde el cañón alcanza su punto más alto. Una vez en Parada de Sil, un camino de tierra nos llevará a la famosa atalaya de Balcones de Madrid, que pende sobre el abismo, con el santuario de Cadeiras en la otra orilla y la llanura de Monforte en el horizonte.

Desde la carretera C-536, Ourense – A Pobra de Trives, os recomendamos visitar el Castillo de Castro Caldelas, y disfrutar de sus maravillosas vistas.

Después se puede caminar a pie hasta Teixeira, y tras abandonar el río Edo, llegar a Parada de Sil. Para llegar al mismo corazón del Cañón del Sil las mejores rutas son desde Chantada y Monforte de Lemos. En medio de estas grandes ciudades del sur de la provincia de Lugo se halla la clásica ruta románica de la Ribeira Sacra.

Casi todos los monasterios se hallan en la orilla izquierda del río. En primer lugar tenemos Santo Estevo de Ribas de Miño y San Paio de Diomondi. Más adelante encontraremos el convento de San Salvador en O Castro de Ferreira. Desde aquí, un desvío nos llevará a las iglesias de San Fiz de Cangas, al norte, y San Miguel de Eire, al sur, con su enorme pila bautismal.

Realmente, esto no es el fin del mundo, pero casi tanto. Perdernos por el Cañón del Sil es una de las grandes posibilidades senderísticas que hay en España.

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