Deià, pequeño y típico pueblo de Mallorca

Deià

Algo tienen las baleares que siempre han atraído a todo tipo de visitantes. Es el caso por ejemplo, del cual hablábamos hace algunos posts, de Valldemosa, pero también de Deià, del cual hablaremos hoy. Deià es un pequeño pueblo que no llega a los mil habitantes y está situado a 200 metros de altura. No obstante, por una extraña causa que tan solo se puede entender si vamos hasta allí, es que esta zona de la costa occidental de la Isla de Mallorca ha sido siempre residencia o refugio de intelectuales, músicos y artistas.

Así pues, para comenzar la visita, podemos comenzar por disfrutar la visión misma del pueblo, el cual, como típica imagen de un núcleo serrano del siglo XX, puede llevarnos a la imaginación su supervivencia en la época del campo y el carbón. Las casas ascienden por la falda del monte hasta el lugar en el que se halla situada la iglesia de Sant Joan, del siglo XVI y en cuyo interior se puede disfrutar de un bello altar barroco.

El devenir histórico, la magia del lugar y el boca a boca hicieron, como hemos dicho en la introducción, que Deià se convirtiera en lugar de refugio para artistas e intelectuales. Como muestra de ello podemos ir a visitar, si queremos, la tumba del poeta Robert Graves en el cementerio de este humilde pueblo, el cual, le pone siempre, sin falta, un ramo de flores frescas.

También es recomendable visitar el Museo Arqueológico de la calle d´es Clot, que contiene una interesante muestra de materiales paleontológicos.

Si salimos un poco del pueblo podremos visitar la cima y las espectaculares vistas de Ex Teix, montaña de 1064 metros y a la cual se puede acceder a pie por caminos de carboneros y pastores. También recomendamos que no dudes en visitar Son Morroig, propiedad de uno de los personajes más emblemáticos de esta villa, a saber, el archiduque Luis Salvador de Habsburgo-Lorena. Allí se podrá visitar el museo dedicado a la persona y unos jardines italianizantes que también están abiertos al público.

Podemos hacer un último recorrido, a pie o en coche, hasta cala Deià, un pequeño golfo de restaurantes y pescadores con mucho tipismo y unas aguas bravas con fondo de piedras y rocas.

En fin, un pequeño pueblo típico de Mallorca, con mucho encanto y, al menos de momento, la tranquila ventaja de no tantos turistas.

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