El Parque Nacional de Monfragüe en Cáceres
El Parque Nacional de Monfragüe, en la provincia de Cáceres, es un paraÃso para todos aquellos que os guste la observación de aves y para los amantes de la naturaleza por igual. Se compone de más de17.000 hectáreas de tierra, con una amplia extensión de bosques y pastos secos, asà como numerosas zonas rocosas y robles.
El parque es famoso por su colección de buitres negros, de los cuales se cree que hay doscientos pares, la colonia más grande del mundo este ejemplar. Veréis también águilas imperiales ibéricas, de las que hay unas diez parejas, también una de las colecciones más grandes. Las cigüeñas negras son otras de las especies raras de este parque. Debido a los hábitos migratorios de estas aves, la mejor época para visitar Monfragüe es entre marzo y octubre.
Si aún no tenéis bastante, en Monfragüe también podemos ver algunas de las aves de rapiña más comunes, como los buitres leonados, los buitres egipcios, los halcones peregrinos y las águilas reales.
Sin embargo, además de las aves, Monfragüe también tiene otra vida silvestre que disfrutar. Quizás encontréis jabalÃes, nutrias y linces ibéricos, aunque estos últimos son más difÃles de ver. A estos les añadimos el gato montés y el corzo.
El parque ofrece un buen servicio educativo que incluye un Centro de Protección del Agua, un Centro de la Naturaleza y un Centro de Visitantes. Aquà podéis aprender acerca de todos los habitantes que viven en el parque. A buen seguro que a los niños les encantará la visita a estos lugares.
Sin embargo, no sólo de vida silvestre vive el Parque Nacional de Monfragüe. Al ser una defensa natural de la lÃnea del Tajo, tenemos un impresionante castillo, aunque un poco arruinado ya, del siglo IX. En su momento fue una fortaleza árabe, y hoy es el mejor lugar para subir y ver todas las aves que os hemos comentado. Cerca del castillo hay también unas cuevas con dibujos prehistóricos.
Para terminar nuestra visita al Parque Nacional de Monfragüe, podemos hacer una parada en el Puente del Cardenal, que se remonta a la época medieval, y la pequeña aldea de Villarreal de San Carlos, que ofrece un esbozo de la historia moderna de la zona, con sus apenas 28 habitantes, que actúan como guardianes del Puente del Cardenal.
Fotoa VÃa Blogys