Port de la Selva y Sant Pere de Rodes

Sant Pere Rodes

Siguiendo con la sucesión de artículos que hablan de Gerona y la Costa Brava, queremos acercaros a un pequeño pueblo con un encanto especial. Escondido en el Cabo de Creus y entre el famoso Cadaqués y LLançà, el municipio de Port de la Selva es un reducto de tranquilidad rodeado de un magnífico paisaje.

Pueblo de pescadores, sus primeras noticias datan del año 974. Entre sus calles y plazas no debemos dejar de visitar la iglesia de Santa María de las Nieves, de estilo barroco, donde se encuentra una imagen gótica de Sant Pere. También podemos disfrutar de un paseo entre el puerto deportivo y la playa.

Muy próximo a la localidad, se encuentra el monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes, declarado Monumento Nacional en 1930, situado nada más subir una carretera con bastantes curvas. El maravilloso conjunto arquitectónico fue construido por los monjes. Se cree que las primeras obras corresponden al año 878. Hoy en día se puede observar el claustro del siglo XII, en torno al que se distribuyen el resto de edificaciones.

La Iglesia es la construcción más importante del monasterio, fue consagrada en el año 1022 y es de estilo románico. Tiene planta de cruz latina con tres naves con bóveda de cañón, que son delimitadas por una doble columnata con capiteles de influencia corintia. La doble columnata descansa sobre un alto zócalo y en los laterales, unas columnas adosadas soportan los arcos de medio punto que separan las naves. Las columnas adosadas a los pilares proceden de alguna construcción romana anterior. Esta iglesia reúne los estilos carolingio, el prerrománico y las construcciones romanas, lo que la convierte en una de las principales instalaciones románicas en Cataluña.

El campanario del siglo XII, de planta cuadrada y de influencias lombardas del siglo anterior, es una de las imágenes más características del Monasterio, como la torre de defensa, o del homenaje, que del siglo X.

Desde el Monasterio se pueden observar los pueblos de Port de la Selva y Llançà, y se tiene una magnífica panorámica del Cabo de Creus y los alrededores. Indudablemente, es un lugar lleno de misticismo y de un encanto especial.

Rematan las instalaciones un bar restaurante, donde podéis realizar una parada, sobretodo en días calurosos, aunque la comida no es demasiado buena.

Foto Vía: Rachel Ibares

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