El Castillo de la Mota en Medina del Campo

Castillo de la Mota

Teníamos enormes ganas de conocer por fin el histórico Castillo de la Mota. Allá que nos dirigimos, hasta la ciudad de Medina del Campo, en la provincia de Valladolid, que es donde se levanta, imponente y orgulloso, con la cabeza erguida, testigo de mil y una batallas, siglos que han ido lloviendo como gotas de silencio y duelo sobre sus piedras.

Dicen los habitantes del lugar que no se conoce exactamente cuándo se construyó el primer castillo que hubo aquí. Que incluso ya pudo haber sido una fortificación romana, ya que estaba situado en una importante vía de la época, cruce de caminos. No en vano, ya la ciudad estaba fuertemente protegida y amurallada.

El Castillo de la Mota que todos os podéis encontrar data del siglo XII, aquella época musulmana de historias y leyendas. Ya con la reconquista, los cristianos llevaron a cabo una serie de obras de restauración en él, allá por los siglos XIII y XIV. Pero, ¿es el castillo que podemos ver en la actualidad?

Sin embargo, la figura actual del castillo fue construida en 1440, por orden del rey de Castilla Juan II, sobre los restos de la fortaleza musulmana anterior. Poderosos muros de cuarenta metros de altura marcan el esplendor de su diseño. No contenta con esta firme presencia, la reina castellana Isabel, más tarde, le añadió una serie de muros exteriores, que curiosamente, fueron construidos por dos arquitectos árabes.

Hay tantas historias alrededor de este castillo… Fijaros. Durante el siglo XVI el castillo fue utilizado como prisión de Estado, por lo que varias figuras medievales fueron encarceladas aquí. Entre ellas, el Duque de Calabria, Hernando Pizarr, hermano de Francisco Pizarro, el conquistador inca. También el hijo del rey Fadrique de Nápoles, y hasta el famoso César Borgia.

Este último fue encarcelado aquí después de tratar de escapar del Castillo de Chinchilla. Quizás pensaran que sus recios muros le disuadirían de volverlo a intentar. Pues no, fue precisamente del Castillo de la Mota de donde escapó definitivamente, en octubre de 1506 con la ayuda del Conde de Benavente.

Desgraciadamente, en el siglo XVII el castillo se encontraba en estado ruinoso. Sin ir más lejos, así llegó hasta principios del siglo XX, cuando era una sombra de lo que fue. Se hallaba completamente desmantelado, con los interiores vacíos y las paredes que se desmoronaban. De los pocos aciertos que tuvo Franco fue el de la restauración de este castillo, para convertirlo en Instituto de Educación de la Sección Femenina de Falange.

En la actualidad, el castillo se utiliza para actividades culturales.

Foto Vía Flickr




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