Ribadeo, de la mano de Asturias y Galicia
Galicia y Asturias se dan la mano en Ribadeo, capital de la Mariña Oriental. Si os fijáis en un mapa la pequeña rÃa del Eo separa ambas comunidades autónomas. La pequeña población es gallega, pero tiene también ese carácter asturiano que marcan los pueblos fronterizos. Situado en la costa norte de Lugo, Ribadeo es hoy uno de los principales destinos turÃsticos en Galicia.
La carretera de la costa nos adentra en este rincón con encanto. Para pasear por Ribadeo tenemos que empezar a hacerlo por su Plaza de España, rodeada de grandes edificios como la Casa de los Hermanos Moreno, más conocida como la Torre de los Moreno, tÃpica residencia modernista e indiana. Junto a ella se sitúa el Ayuntamiento, un bonito palacio neoclásico, y en el centro los jardines y el kiosko de la música.
De los edificios religiosos de Ribadeo hay que destacar la Iglesia de Santa MarÃa del Campo, construida en estilo gótico, y el Convento de Santa Clara con su claustro del siglo XVIII.
Sin embargo el escenario natural en el que se enclava Ribadeo es posiblemente su principal atractivo. Hay rincones que os resultarán inolvidables, como el Faro de Isla Pancha en la margen occidental de la rÃa de Ribadeo, o el Mirador de la Santa Cruz desde el que se divisa una magnÃfica panorámica de toda la rÃa del Eo. El primer domingo de agosto se celebra en este mirador la romerÃa de la Xira a Santa Cruz. Otro mirador al que debemos subir es al de La Atalaya, con la capilla del mismo nombre.
Este tipo de rÃas debÃan ser defendidas de la entrada por mar de los enemigos, de ahà que se hiciera necesaria la construcción de un sistema defensivo. En Ribadeo se aprecia el Fuerte de San Damián, construido en el siglo XVII. Destruido y reconstruido en varias ocasiones, hoy funciona como sala de exposiciones municipal. Desde su posición también se contemplan estupendas vistas hacia la rÃa.
Ni que decir tiene que ya que estamos en Ribadeo hemos de aprovechar para visitar la curiosa y espectacular Playa de las Catedrales, con sus enormes rocas en la orilla que le dan nombre. Un lugar estupendo para terminar nuestro paseo por un Ribadeo ligado como nadie al mar.