Pueblos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar

Agua Amarga en Almería

Dentro de las 29.000 hectáreas que conforman el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar (Almería), encontramos de los más bellos y distintos parajes, playas vírgenes, recónditas calas,  acantilados volcánicos, dunas, salinas, yermos campos de cultivo, sierra, etc., y bonitos y encantadores pueblos que aún conservan su atractivo natural, de los que habiendo muchos y peculiares, vamos a hacer referencia y comentar aquellos que consideramos más destacables y que bien merecen una visita, sin prisas y disfrutándolos, sacándole todo el jugo que contienen por su encanto natural y la belleza de su entorno.

Siguiendo el trayecto de norte a sur, en la línea que nos marca el privilegiado litoral que circunda el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, la primera población que nos encontramos es Carboneras, cuya denominación viene dada por los carboneros que se establecieron en él durante el siglo XVI con el carbón vegetal y que posteriormente se dedicaron a la pesca; siendo en ese mismo siglo cuando se construyó el Castillo de San Andrés, para uso militar como vigilante de la costa, hoy en ruinas; el islote de San Andrés delimita el parque y da resguardo a  una amplia y apreciada playa. Otras playas de esta localidad, vírgenes y solitarias, son Los Algarrobicos y La Galera y otras más visitadas y bulliciosas, son El Lancón, Los Cocones y Las Martinicas. El paisaje de Carboneras está formado por terrenos áridos, semidesérticos y volcánicos.

Si estando en esta tranquila y única población se nos despierta el apetito, podemos satisfacerlo en el Restaurante El Pescador, situado en la calle Sorbas, y que nos ofrece unas buenas parrilladas de pescado y zarzuelas de marisco; y si estando tan a gusto se nos echa la noche encima, a pie de playa tenemos el Hotel El Dorado, que es un pequeño hotel familiar, construido por E. Fowlie, cuando andaba buscando un lugar propicio para el rodaje de la película Laurence de Arabia, por lo que su decoración está llena de recuerdos cinematográficos.

En otro precioso enclave natural, y dentro de un paisaje desértico, entre altos y escarpados acantilados y salpicados de calas, se encuentra Agua Amarga, con una esplendida playa de arena fina y aguas de intenso azul turquesa y protegida de los vientos por dos salientes, por lo  que debido a su excelente situación sirvió como embarcadero natural para la pesca del atún, de cuya actividad vivieron durante bastante tiempo sus pobladores. Se trata de un pueblo marinero, de carácter  muy apacible y tranquilo que nos invita al descanso y al disfrute de toda su belleza y lugar de ensueño para los deportes marítimos.

A la hora de comer una acertada elección puede ser La Chumbera, Los Ventorrillos, s/n, que se encuentra situado en una pequeña loma frente al mar y dispone de un comedor con mucha luminosidad. Con los productos propios de la zona, los pescados, mariscos y las verduras, elabora platos de la cocina mediterránea con toques originales, que renueva con regularidad, presentando una cocina creativa. Y a la hora de dormir puede ser El Tío Kiko, en calle Embarque, s/n, de arquitectura  típica de la zona, de paredes encaladas, situado en una ladera de la montaña mirando al mar y cada una de sus veintitrés habitaciones orientadas hacia el amanecer, con un ambiente acogedor  y tranquilo.

San José, una antigua aldea de pescadores del siglo XVIII que se ha convertido en uno de los centros más turísticos del Parque, en lo que ha tenido gran influencia su puerto deportivo. De limpia y fina arena y de aguas transparentes, ideal para los deportes náuticos, lugar tranquilo y apacible, con bellísimas playas, como la de los Genoveses y El Monsul, El Barronal y La Media Luna, y otras calas escondidas, que invitan a darse sin más dilación un refrescante baño.

Un buen sitio para comer, en el puerto deportivo, es el Restaurante Casa Miguel Puerto, donde tomarse una buena paella o cualquiera de las variedades de arroces de que disponen en la carta, o bien unos pescados frescos o unos mariscos. Sin tenerse que desplazar apenas nada, dentro del pueblo, en la calle Correos, está el Hotel Doña Pakyta, que es un balcón abierto al Mediterráneo, situado en lo alto de una colina que domina toda la bahía de San José, que se inunda de luz y color y desde donde se contempla una espléndida panorámica y se puede gozar de unos amaneceres y puestas de sol espectaculares.

Al pié de la áspera Sierra de Almahilla, se encuentra el pueblo de Níjar, que da nombre al municipio de gran extensión, que va desde la citada sierra hasta el Cabo de Gata , que distan entre sí 25 kms en línea recta, y en cuya extensión podemos pasar por una yerma llanura, un extenso cultivo de cítricos o una amplia zona de cultivo de invernaderos. El pueblo es merecedor de una visita pues forma un bello y atractivo conjunto urbano, donde está presente su pasado morisco y árabe, la iglesia, antigua mezquita, la plaza central, la plaza del mercado y las fachadas de sus casas con balcones llenos de flores; su industria textil y vistosa cerámica tiene una extendida fama.

Para dormir bien merece ir al Hotel Rural Cortijo Alberca, situado a los pies de la Sierra Alhamilla, una gran casa de campo de estilo árabe, con grandes patios y en la casa principal con un gran salón con chimenea y una bonita sala para los desayunos de inviernos, gozando de buena amplitud y ventilación todas las habitaciones. Dispone de jardín, terrazas, piscina y restaurante; pero si no se quiere o no coincide la hora, dentro del pueblo de Nijar, en el mismo centro está el Restaurante Pedro, que ofrece una típica cocina casera de la sierra, con buenos y abundantes guisos.

Son tantas las actividades que se pueden desarrollar en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, que no hay que dejar escapar la ocasión que se tenga para aparecer por estos parajes únicos y especiales y disfrutarlos plenamente haciendo aquello que más guste, que el día es largo y el espacio amplio.

– Más información: playas del Cabo de Gata

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