Alburquerque, la fortaleza de Badajoz

Alburquerque, en Badajoz

La primera vista que tuve de Alburquerque fue en una excursión en autobús que hicimos por tierras extremeñas, principalmente por la provincia de Badajoz. Me encantan ese tipo de ciudades que vas viendo en el horizonte, señorial, con su fortaleza dominando las alturas allá en la Sierra de San Pedro. En una tierra de conquistadores como es Extremadura esto se hace aún más elegante si cabe. Sin ir más lejos, según las crónicas, fueron 96 los habitantes de Alburquerque que se embarcaron rumbo a las Américas o Filipinas.

Es difícil no imaginar el origen musulmán de Alburquerque, situada a 42 kilómetros de Badajoz. Su propio nombre ya lo dice todo, y proviene de las palabras árabes Abu al-Qurq, que significa país de alcornoques, por la gran arboleda de este tipo que hay en la zona. La villa que sucedió se arremolinaba en torno a su fortaleza defensiva y alrededor de la magnífica Iglesia de Santa María del Mercado, levantada en el siglo XV, que alberga en su interior al célebre Cristo del Amparo.

A medida que vamos subiendo hasta la fortaleza de Alburquerque, el Castillo de Luna del siglo XIII, de quien el célebre Don Álvaro de Luna fue uno de sus propietarios, iréis pasando por distintos recintos amurallados con una altura de hasta diez metros. El primero que veréis no data sino del siglo XVIII, y fue construido por los portugueses, que en estas tierras fronterizas también tuvieron relativa importancia.

La primera visión que tendremos de la fortaleza es de su Torre del Homenaje, del siglo XV, unida al resto del baluarte mediante un puente levadizo. Pegada al castillo se halla la Iglesia de Santa María de las Reliquias, también del siglo XV. Si pasáis al interior del recinto amurallado, la llamada Villa Adentro, barrio gótico-judío, seguro que disfrutáis de una serie de edificios señoriales del siglo XV, típicas casas con enormes blasones en la portada.

Como no podía ser de otra manera, Villa Afuera es la zona de expansión urbana de Alburquerque. Callejeando por aquí descubriremos la Iglesia de San Mateo, situada frente a la puerta de la villa, principal puerta de acceso al recinto amurallado, y que data de los siglos XVI y XVII, además del Convento de San Francisco y la Ermita de la Soledad, ambos del siglo XVIII.

Alburquerque es de esos lugares marcados por la historia medieval que debéis conocer. Pasar unos días en la ciudad o bien hacer una ruta que os lleve a visitarlo en unas horas. Sentiréis el hondo peso de la historia de conquistas y leyendas de la vieja Extremadura.

Foto Vía Tt’av’a’o

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