Segovia, el acueducto de los siglos

España está jalonada por numerosas ciudades que se han convertido en Patrimonio de la Humanidad. Indiscutiblemente, Segovia es una de ellas. La historia que la cruza es de las más bellas, y su centro histórico, pétreo y frondoso, resulta francamente fascinante. Tras ser un lugar muy frecuentado por romanos y visigodos, Segovia fue plaza estratégica enormemente disputada por árabes y cristianos. Su Alcázar se convirtió en una de las residencias más frecuentadas por los reyes de Castilla.

Precisamente en Segovia fue proclamada reina de Castilla Isabel la Católica en 1474. La quiebra del comercio de la lana, tan importante en la zona, propició el declive segoviano a través de los siglos XVII y XVIII. Segovia, rodeada de un gran arbolado, siempre ha sido conocida por su famoso Acueducto romano, construido a finales del siglo I. Tiene 15 kilómetros de longitud con una doble arquería de 29 metros de altura máxima sobre la Plaza del Azoguejo.

Las obras recientes de restauración han logrado sacar a la luz numerosos tramos que se encontraban subterráneos. Muy cerca del Acueducto se encuentra el Centro de Acogida del Turista. Desde la Plaza del Azoguejo nos encaminamos por la calle Cervantes, Juan Bravo e Isabel la Católica, calles que forman la Calle Real. Es una zona comercial, donde abundan los buenos mesones, propios de la gastronomía segoviana.

En ellas visitamos la Casa de los Picos, que recibe su nombre por los adornos puntiagudos de la fachada, o el Palacio del Conde Alpuente. Así llegamos a la Plaza de San Martín o Plaza de Juan Bravo, por la estatua del líder comunero, o Plaza de las Sirenas, por las esfinges que adornan la escalinata. Preciosa plaza con el Torreón de los Lozoya y, sobre todo, con la Iglesia de San Martín, del siglo XII.

La Plaza Mayor está presidida por el Ayuntamiento y el Teatro Juan Bravo, frente a la Iglesia de San Miguel. Un poco más allá, la Catedral, grandiosa, con una poderosa torre y un bellísimo interior con figuras en sus capillas como la Piedad de Juan de Juni, o la Virgen de la Paz. Podéis visitar dentro el maravilloso claustro gótico, y el Museo de la Catedral.

Podemos pasear desde la Catedral hasta el Alcázar por el Barrio de los Canónigos, pasando por el Convento de las Descalzas, fundado por Santa Teresa de Jesús, la Iglesia de San Andrés y el Museo de la Brujería, con piezas relacionadas con la magia y la brujería europea de los siglos XVI al XX. Así llegamos al majestuoso Alcázar, sobre los ríos Eresma y Clamores. Fue edificado en el siglo XIII como palacio real.

Su interior nos lleva al Patio de Armas, a la Sala de Ajimeces, la de la Chimenea, el salón del Trono, y las salas de la Galera, la de las Piñas, de los Reyes y la Cámara del Rey. Podéis acceder al Paseo de los Reyes, un corredor fortificado con espléndidas vistas de Segovia y de la torre del homenaje. Desde allí, no dejéis de ascender a la torre de Juan II.

Bajamos por la Calle Velarde hasta el Barrio de San Esteban, y en la callejuela de los Desamparados visitamos la casa en la que vivió Antonio Machado entre 1919 y 1932. De allí se cruza a la Iglesia de San Esteban, de la que sobresale su torre de seis pisos. Cerca de allí el Barrio de la Trinidad y el Barrio de los Caballeros, donde nos perdemos por una serie de callejuelas y plazas de gran belleza, que nos llevan a la Iglesia de San Juan de los Caballeros y la de San Sebastián.

De la periferia de Segovia nos quedamos con sus murallas, además de la Iglesia de San Clemente, y en especial, la de San Millán, auténtica joya del románico segoviano. También merece una visita especial el Monasterio de San Antonio el Real, antiguo palacio de Enrique IV, y el Barrio de San Lorenzo, junto a la vega del río Eresma, con su Iglesia de San Lorenzo.

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