Ripoll, la cuna de Catalunya

Portada del Monasterio de Santa Maria de Ripoll

El pueblo de Ripoll (Girona) es conocido como el “Bressol de Catalunya”, es decir, la cuna de Catalunya por su importancia histórica en el desarrollo del reino de Catalunya durante la Edad Media. El rey Guifré el Pelós fundó en el año 879 el monasterio de Santa María de Ripoll, alrededor del cual nacería la villa.

El núcleo más antiguo del municipio se sitúa en el ángulo de confluencia de los ríos Ter y Freser, por lo que la misma estructuración del pueblo tiene algo de mágico. El monumento más importante del pueblo, del cual ya hemos hablado, es el Monasterio de Santa María de Ripoll.

A pesar del desastre provocado por el incendio ocurrido en 1835 y el posterior abandono de esta bella iglesia, aún se conservan y por lo tanto se pueden ver, algunos de los restos realmente valiosos del románico catalán. La iglesia, que fue reconstruida durante el siglo XIX, fue levantada por el abad Oliva en el siglo XI sobre otra construcción anterior.

Su estructura posee cinco naves, siete ábsides y un transepto elevado. No obstante, quizás lo más destacable de su construcción sea su extraordinario pórtico. Románico, como no podía ser de otra manera, fue hecha hacia mediados del siglo XII y en sus piedras se puede ver una multitud de imágenes escultóricas. Pero no es el único reclamo del templo pues su claustro, iniciado a finales del siglo XII y terminado a principios del XVI posee también una especial importancia artística.

Pero no es el único monumento “monumental” de la zona. Sant Joan de les Abadesses, a nueve kilómetros tan sólo de Ripoll, posee un importante monasterio de estilo románico que da nombre al municipio. Construido durante los siglos IX y XV, posee un templo consagrado en 1150 que se considera, junto al monasterio de Ripoll, una de las mejores muestras del románico catalán. En su interior destaca encima del altar mayor, el “Santíssim Misteri”, grupo de esculturas del siglo XIII y único ejemplo de descendimiento románico que se ha conservado casi completo.

En fin, la zona posee muchos más ejemplos del románico catalán, por lo que la visita no se puede quedar aquí. Con un coche y un poco de paciencia podremos hacer una pequeña ruta entre diferentes iglesias románicas que, con un bello paisaje de fondo, nos demostrarán parte de la historia de Catalunya y sin duda una de sus zonas con más producción monumental.

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