La Alcazaba de Almería, testigo del Mediterráneo

Alcazaba de Almeria

Este Castillo de Almería que tenemos el enorme gusto de visitar hoy forma parte de un monumento histórico mucho más amplio, la Alcazaba de Almería. Pero, hemos oído tanto el término de Alcazaba, y… ¿sabemos lo que es en realidad una Alcazaba?.

Pues bien, es lo que en muchos otros lugares se conoce como ciudadela, mucho más que un castillo, algo más fortificado que la muralla natural de una ciudad, pero en un espacio más reducido. Los gobernantes árabes del sur de España en la Edad Media desarrollaron un estilo propio, con impresionantes palacios, oficinas administrativas y comercios necesarios, todo al amparo de estas Alcazabas.

En el año 955, el primer califa de Al Andalus, Adb A Rahman III fijó Almería como un importante puerto para comerciar en el Mediterráneo. Así pues, autorizó la construcción de una Alcazaba y un castillo sobre la colina que domina la bahía. Bajo la protección del castillo, durante los siglos siguientes, Almería se convirtió en uno de los puertos más importantes de la península.

Aunque la Alcazaba que podéis ver hoy es principalmente una zona con jardines e impresionantes vistas al mar y la montaña, originalmente fue capaz de albergar una población de hasta 20.000 personas dentro de sus muros. Estos tienen un perímetro de 1430 metros, siendo esta fortificación musulmana la segunda más grande de España, tras la Alhambra de Granada.

En un extremo de la Alcazaba se halla su castillo, de construcción más reciente, tras la reconquista cristiana. Si lo observáis, es muy simple, con preciosas líneas mudéjar, estilo que usaban los musulmanes que se quedaron en España tras la reconquista cristiana.

Construido con bloques de piedra arenisca color miel, el Castillo de Almería intenta competir con el sol a la hora de brillas sobre la había almeriense. Os recomendamos visitarlo por la mañana, bien temprano, o al atardecer, cuando la luz del sol provoca un juego de colores y luces precioso sobre las piedras de la fortificación.

Aunque no hay que pagar entrada para ver la Alcazaba y el castillo, así como sus jardines, el número de visitantes, curiosamente, no es muy alto. Así pues, aprovecha la oportunidad para rendir tributo a la historia visitando este testigo eterno de siglos y batallas.

Foto Vía Wielrennen

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