Dormir y comer en Santillana del Mar
Al pasear por las calles de Santillana del Mar (Cantabria) nos puede asaltar una sensación de irrealidad al contemplar la extraordinaria belleza de este pueblo tan perfecto, bien trazado y cuidado, no en vano, es considerado popularmente como el pueblo más bello de España. Por ello, desde 1889 es Monumento Histórico-Artístico. Su conjunto de casas de piedra data de los siglos XV al XVII, conservado en perfecto estado y sus calles empedradas alinean casas de nobles, con galerias de madera, balcones de hierro y escudos de armas, así como torrucas y conventos, por lo que la hemos de andar tranquilamente para empaparnos de toda su belleza y contenido.
La villa creció en torno al monasterio que fué un importante centro de peregrinaje de la época y que es su monumento más importante, La Colegiata, documentada desde el siglo X, es monumento nacional desde 1889; siendo su conjunto una obra cumbre del románico del siglo XII. Consta de tres naves, tres ábsides, , pilares cruciformes, campanile y cimborrio; su altar mayor es gótico-plateresco con un impresionante Cristo Crucificado; contiene un magnífico retablo del siglo XVII y la tumba de santa Juliana, mártir local de la Edad Media; sin embargo, lo más destacable y que hay que dedicarle su tiempo es el Claustro, románico del siglo XII-XIII, representando en sus capiteles escenas bíblicas con un impresionante dramatismo y un relieve que representa la leyenda de santa Juliana con el diablo.
Otros monumentos religiosos a destacar son el Convento de San Ildefonso o de la Dominicas, del siglo XVIII, el convento de Regina Coeli, hoy Museo Diocesano, que alberga una importante colección de obras de arte religioso.
Partiendo de la Colegiata y dentro de este armónico y bello conjunto de casas, calles y plazas, destacamos en la Plaza de las Arenas, el Palacio de los Velarde, del siglo XVI y estilo renacentista; en la calle del Rio, está la Casa de la Archiduquesa, que perteneció a la colegiata y que acogió en el exilio a la archiduquesa Margarita de Hungría; y el Museo Jesús Otero, y llegando a la Plaza del Abad Francisco Navarro, la Casa de los Cossío y de Quevedo y en el inicio de la calle Cantón, la Casa de los Hombrones, del siglo XVII y llamada así porque dos forzados soportan su pesado blasón; junto a ésta la Casa del Marqués de Santillana, del siglo XV y estilo gótico; la Casa de los Valdivieso, donde se ubica el Hotel Altamira, edificiación de piedra del siglo XVII, de dos plantas, blasón y llamativos balcones; en la calle Carrera, la Casa de los Bustamante, siglo XVIII; la Casa de los Villa, muestra un águila atravesada, con huerto y bonitos balcones; y el Palacio de Peredo o de los Benamejí, de estilo barroco y neoclásico del siglo XVIII, que guarda una colección de cuadros del siglo XVIII y muestra un frondoso jardín. Retrocediendo hasta la Plaza Ramón Pelayo, o del Mercado, encontramos el Ayuntamiento, edificio del siglo XVIII; la Casa de los Barreda-Bracho, convertido en Parador Nacional; la Casa del Águila y La Parra, siglos XVI-XVII, ocupada por la Colección Norte de Arte; la Torre del Merino, del siglo XIV, de estilo gótico; y adosada a ésta la Casa de la Infanta Paz y la Torre de Don Borja, del siglo XV y estilo gótico. Merece también ver la Casa de los Sanchez Tagle, ejemplo de casona solariega muy bien conservada.
Para envolvernos en el delicioso ambiente de esta villa, aunque algo alterado por la gran afluencia constante de turistas, y para su pleno disfrute sugerimos que en el transcurso del precioso paseo descrito nos paremos en alguna de las muchas tiendas que se encuentran para probar las ricas quesadas, bizcochos o sobaos pasiegos y por supuesto hacer Parada y Fonda, puesto que en esta maravilloso pueblo merece la pena entretenerse.
Hotel La Casa de Güela. Calle Los Hornos, 9 Santillana del Mar (Cantabria).
A la entrada de la población, tras una gran verja que da paso a una terraza mirador y a un patio ajardinado y acondicionado para minusválidos e invidentes, por sus volúmenes de plantas y aromas, se encuentra esta bonita casa de piedra de estilo tradicional montañesa, de dos plantas, con maderas labradas en la puerta y en la planta principal con suelo de barro cocido, recias vigas y muebles antiguos tapizados con viveza, con un comedor para desayunos y un salón con vistas a los prados circundantes. Una escalera de madera tosca y señorial nos conduce a las alcobas, todas bastante amplias, bien equipadas y decoradas y ambientadas con colores atrevidos, lencería blanca, grandes cojines y mesa camilla, creando una atmósfera cálida y relajante, algunas permiten ver el paisaje a través de unos ventanucos y unas son abuhardilladas. Los motivos que han inspirado a cada una de ellas quedan reflejados en unos retablos de madera pintados a mano.
Restaurante Altamira. calle Cantón, 1 Santillana del Mar (Cantabria).
Ubicado en un excepcional caserón de piedra del siglo XVI, el que fuera Palacio de los Valdivieso. Cuenta con dos amplios salones con decoración rústica con un particular carácter de antiguedad y que se traduce en un ambiente grato de intimidad. Sus platos están inspirados en el recetario de la cocina montañesa y otros con toques creativos; siendo tambien muy recomendables y suculentos los asados al horno. Elaboran buenos postres caseros y unos deliciosos bizcochos.
No podemos pasar por alto y olvidarnos de la cercana a Santillana del Mar y fascinante Cueva de Altamira, la llamada «Capilla Sixtina» del arte rupestre, pintada hace 14.000 años, pero que debido al deterioro sufrido por la alteración del microclima de ésta a causa de las visitas, actualmente es practicamente imposible visitarla aún cuando sí una réplica de la misma.
Foto principal vía el-observatorio