Elorrio, cuna de palacios en Vizcaya

Elorrio

Cuántas cosas curiosas se consiguen ver en una región como el País Vasco… No deja de enamorarme un rincón tan arraigado a sus costumbres, sus leyendas y mitos ancestrales, un lugar en donde sus gentes aman poderosamente el paisaje que les rodea y lo sienten como algo suyo, un patrimonio vital que les pertenece casi tanto o más que el corazón propio.

Descubres esto en cualquier parte de Euskadi, aunque yo pude hacerlo hace unas fechas en Elorrio, una pequeña ciudad de la provincia de Vizcaya. Conjunto Monumental Histórico-Artístico desde 1964, Elorrio está llena de casas señoriales de los siglos XVII y XVIII, un caso un tanto especial de la prosperidad industrial de la zona.

Sólo hay que dar una pequeña vuelta por Elorrio para sentirnos a gusto. Contemplando su Ayuntamiento, de 1773, situado junto a un palacio del siglo XVII. Frente al Ayuntamiento veréis la hermosa Basílica de la Purísima Concepción, de principios del XVI, con sus estilos gótico y renacentista y una bella torre de cuatro cuerpos que realza aún más si cabe el conjunto.

Alrededor de esta iglesia veréis una serie de palacios que dan ejemplo de la prosperidad de esta villa y la de sus antiguos ricos habitantes. Están el Palacio de Urquizu, el de Untzeta Ungoitia-Zearsolo, el de Iturri y Larrategui, y, para mi gusto, el mejor de todos, el Palacio de Arabio Etxebarría, un precioso palacio renacentista.

También tenéis un poco más adelante el Palacio Arespakotxaga-Askarraga, que está rodeado de un bellísimo jardín, desde el que se puede ver la Cruz de Santa Ana. Hay otra cruz en Elorrio, la de Gurutziaga, al final de la calle de Valentín de Berrio Otxoa, una calle en la que veréis otra gran cantidad de palacios además de la casa natal del beato al que está dedicada la propia calle.

No olvidaros de ver en Elorrio la Ermita de San Adrián y, en especial, la Necrópolis de Argiñeta a los pies de la propia ermita. Una necrópolis con 23 sepulturas del siglo XI y cinco precristianas.

Elorrio es de esos lugares en los que da gusto pasear. Coger luego el coche y perderos por sus alrededores, remontando el bellísimo Valle de Atxondo hasta llegar a las cumbres de Amboto y Udalatx, míticos rincones en donde se contemplan unas vistas maravillosas.

Foto Vía Paulo Etxeberría

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