Cretas, descubriendo pueblos en Teruel
A veces se dice eso de Teruel existe (incluso hay una coordinadora ciudadana creada a tal efecto) en todos los sentidos, tanto desde el punto de vista social como turÃstico. Yo, que alguna que otra vez me he adentrado en la provincia turolense, no entiendo cómo no tiene una mayor demanda de turismo con la gran cantidad de pueblos con encanto que se pueden disfrutar por aquÃ.
Desde AlbarracÃn, considerado uno de los pueblos más bonitos de España, hasta nuestro protagonista de hoy, Cretas, hay una larga lista de rincones de gran interés. Precisamente visitamos hoy Cretas, un pequeño pueblo situado en la comarca de Matarraña, a 190 kilómetros de Teruel, muy cerquita ya de la provincia de Tarragona, junto al Parc Natural dels Ports.
Como muchos de los pueblos de la provincia, el origen de Cretas estuvo amurallado, de ahà que en su pequeño centro histórico aún queden vestigios de ello. Esos vestigios son dos puertas construidas con sillares de piedra y un gran arco semicircular que da paso a la calle Mayor, la más antigua y conocida de Cretas. Es uno de los encantos de este pueblo, perderse por las recoletas calles empedradas y sinuosas de su casco viejo.
En su interior encontramos un interesante patrimonio, en el que destaca la Iglesia de la Asunción. Construida en estilo manierista en el siglo XVI, cuenta con una portada realmente interesante, con las figuras de San Pedro y San Pablo. Una pena que durante la Guerra Civil perdiera parte del decorado interior.
Amén de la iglesia, Cretas cuenta con una céntrica Plaza Mayor, desde la que parten la mayorÃa de pequeñas callejuelas del centro histórico. En el centro de esta plaza se sitúa una enorme columna, erigida a finales del siglo XVI, y en cuya parte más alta puede verse el antiguo escudo del pueblo. De esta Plaza Mayor hay que destacar el edificio del Ayuntamiento.
Pasear por Cretas es ir descubriendo viejas casonas nobiliarias de piedra, entre ellas la Casa Turull, que nos trasladan a otros tiempos. Es difÃcil imaginar que en un lugar como este uno tenga la sensación de que Teruel no existe, cuando buena parte de su encanto radica precisamente en el pintoresquismo que lo enmarca.
Foto VÃa Vespinos de Murcia