El Alcázar de la Puerta de Sevilla en Carmona
Entre las muchas edificaciones religiosas, civiles y militares de la muy bella y monumental villa de Carmona, en la provincia de Sevilla, destaca el impresionante Alcázar de la Puerta de Sevilla, que le imprime toda su personalidad a la villa, siendo su imagen más caracterÃstica y que hizo, en la antigüedad, de Carmona la ciudad más fuerte y segura de la Bética.
Para calibrar la importancia de esta construcción, con foso defensivo incluÃdo, debemos tener en cuenta la ubicación de la ciudad de Carmona, asentada sobre una peña de alcor, dominando una gran extensión de terreno. en la que en su parte más vulnerable se levanta este magnÃfico Alcázar, con el objetivo de reforzar su defensa.
Historia del Alcázar de Carmona
La primera fortificación que se erigió corresponde al siglo VIII a. C., una torre de base circular de unos 10 m. de diámetro, que formaba parte de un amplio conjunto defensivo que incluÃa murallas y torres.
Sobre esta primera torre, los cartagineses construyeron un baluarte, configurándole un aspecto cuadrangular, muy pesado y potente como defensa ante cualquier enemigo que intentase atacarles.
Pero fue en la época romana, entre los siglos III y I a. C., cuando empieza a tomar el aspecto actual, el que ahora mismo tiene el Alcázar de la Puerta de Sevilla, con el refuerzo de la estructura levantada por los cartagineses, a cuyo conjunto de puertas le añadieron la puerta del lado norte y, sobre el bastión, levantaron el templo.
Ya más tarde, sobre la segunda mitad del siglo XII, se realizaron los muros y barbacanas que rodean al bastión y se acometió el aljibe.
¿Cómo es el Alcázar de la Puerta de Sevilla?
En el conjunto se distinguen dos elementos, el Alcázar, primitivo bastión, y la Puerta de Sevilla, formada por dos puertas separadas por el «Intervallum».
La primera puerta consta de un arco de herradura apuntado, otro de medio punto enmarcado por un alfiz, y por otros dos arcos de medio punto unidos por una bóveda de cañón. La segunda puerta es de dos arcos de medio punto y bóveda de cañón.
El Alcázar, entre cuyas dependencias destaca la Torre del Homenaje, nos muestra los diferentes estratos o capas constructivas recibidas, con la parte inferior almohadillada, de sillares cartagineses, la central de sillares romanos, y la superior, tapial medieval.
Dentro de su recinto fortificado cuenta con el Muro de la Cortina, al que se accede a través de la Terraza de los anexos, una vez superado el segundo tramo de escaleras.
Se trata de una impresionante pared, a modo de cortina, cuya parte inferior, en tonalidad amarillenta, es de origen carteginés, y la parte superior, de color grisáceo, de origen romano, que separa el bastión del sistema de puertas romanas, con dos huecos, el vano mayor de origen romano y el vano menor, de origen islámico. Detrás de éste está el Patio de los Aljibes.
Pero antes, está el Matacán-Buhadera, adornado con peculiares almenas de estilo islámico, desde el que podemos asomarnos al Intervallum, estratégico espacio abierto entre las dos puertas, a modo de ratonera, para una vez atrapado el enemigo, desde este lugar poder verter lÃquidos hirviendo e intimidarle.
El resto de las dependencias de este extraordinario alcázar de la Puerta de Sevilla son:
El Salón de los Presos Bajo, con unos preciosos ventanales de tradición islámica, que ha sido lugar de residencia de mandatarios y alcaides, asà como presidio de la clase social alta.
El Salón de los Presos Alto, con pinturas murales de la época del reinado de Pedro El Cruel.
El Salón de la Torre del Oro, sobre la torre del mismo nombre, con una preciosa y laboriosa cúpula realizada con ladrillo descansada sobre ocho arcadas, que a su vez se sustentan en unas piedras pétreas de alcor; desde esta estancia una estrecha y curva escalera nos lleva a la Terraza de la Torre del Oro, desde la que podemos contemplar una estupenda panorámica de la ciudad de Carmona.
Sin lugar a dudas, el Alcázar de la Puerta de Sevilla, concentra toda la historia arquitectónica de la ciudad de Carmona, donde han dejado marcada huella cartagineses, romanos, árabes y cristianos.
Pero existen otros numerosos edificios religiosos y civiles que hacen indispensable una detenida visita a esta bonita ciudad, llena de encantos, para pasear por sus estrechas calles, patios y plazas, admirar sus iglesias y conventos, sus casas solariegas, y revivir toda la importancia de su pasado.
Para saber más:
Foto de TeamGesit