Brihuega, histórica en la Alcarria

Santa María de la Peña en Brihuega

Hoy recorremos la carretera Madrid – Zaragoza. Acabamos de dejar atrás Guadalajara y la carretera se hunde en una especie de embudo trazando rápidas curvas. El sol cae de pleno pero la temperatura es suave. Un hermoso cortejo de pájaros acecha la espesura de los árboles.

Al fondo de este idílico paisaje, una pequeña población amurallada. Una hermosa alameda y las torres de alguna iglesia asomando por encima del caserío de piedra, y un curioso edificio que ofrece un bellísimo jardín colgado sobre el Valle del Tajuña. Acabamos de llegar a Brihuega, villa arzobispal, quinta de recreo de los reyes moros de Toledo, a 33 kilómetros de Guadalajara y a 90 de Madrid, declarada en 1973 Conjunto Monumental Histórico-Artístico.

La hermosa y férrea Brihuega, mujer de piedra, mujer de agua que se desliza por los caños de sus fuentes, en las cascadas cantarinas que salpican los muros oscuros de su castillo. Alfonso VI dio Brihuega a los arzobispos de Toledo en el siglo XIII. En 1710 fue asaltada por las tropas de Felipe de Anjou, y escenario de la Batalla de Guadalajara en la Guerra Civil española.

Ascendemos hasta Brihuega a través de una cuesta empinada llegando a la Alameda de las Eras del Agua, un fresco y grato paseo de los caminantes del lugar, sobre todo en verano, cuando el tiempo se torna mucho más apacible, en donde el sonido del agua y el viento se toman de la mano como dos enamorados en la Alcarria. A nuestra derecha, como una bella alpinista, trepa la muralla mostrando en sus portillos las heridas lastimeras que recibiera en la Guerra de Sucesión de 1710. De ella sobresale la Puerta de La Cadena. A través de la muralla, una carretera nos lleva, entre las casas más nuevas del pueblo, a la Plaza de San Felipe, con la iglesia de portada gótica del mismo nombre, aunque con bellos detalles románicos.

Más abajo, dos conventos: el de las monjas Bernardas, y el de las Jerónimas, entre calles blancas y estrechas, calles evocadoras, nostálgicas, como la Calle de las Armas, que desemboca nuevamente arriba en la Puerta de la Cadena. La seguimos a paso lento, respirando hondo, viniéndonos a nuestra mente el paso de los siglos, la frescura de la piedra, el sonido de la Fuente de los Doce Caños o Fuente Blanquina, como un fino hilo musical claro y y transparente. Esta es la calle principal de Brihuega, la calle donde se aglutinan unos sobre otros los viejos y tradicionales comercios: guarnicioneros, cordeleros, boteros y talabarteros. Calle en donde parece que tiene cabida toda Castilla, la antigua Castilla de caballeros y damas de encaje.

Arco de la guia

Un poco más adelante, la Iglesia de San Miguel, de bella factura románica. A la plaza del mismo nombre se vuelve a asomar la muralla como si quisera guiñarnos sus piedras desde su balcón de siglos. Allí le admiramos su Puerta o Arco de la Virgen de la Guía abierto en un torreón. Hacia la izquierda, el muro ennegrecido y el barranco por donde se despeñan las aguas de Brihuega que acarician a su paso las sombras de los álamos. Volvemos la vista para contemplar la puerta que da paso al Pradillo de Santa María, antiguamente el patio exterior de la fortaleza.

Ya en el Pradillo de Santa María se nos abre la hermosa silueta del valle del Tajuña, hermosa imagen de la lejanía. A nuestras espaldas, la Iglesia de Santa María de la Peña, patrona muy venerada por los brihuegos, obra de estilo románico con un precioso retablo del siglo XVI. Junto a ella, cerrando el conjunto del Pradillo, la oscura mole imponente del Castillo-Palacio Arzobispal, antigua casa de los reyes moros de Toledo. En su interior, es hermosa la Capilla de la Vera Cruz, con un patio exterior colgado sobre la pendiente que baja al Tajuña, una vista incomparable. Precisamente desde la carretera se aprecia con singular belleza la mole de piedra de la torre de esta Casa-Palacio, sirviendo como excusa perfecta para visitar Brihuega.

Desde allí observamos la Real Fábrica de Paños y sus jardines, un edificio circular muy curioso, aunque no se puede visitar su interior por estar casi derruido. Aún así, nos acercamos hasta sus jardines, hermosos, evocadores, casi nos recuerdan a Versalles.

Así desde aquí, engalanados en la cúspide del valle del Tajuña, con la postal de Brihuega saltando piedra sobre piedra a nuestros pies, el lento atardecer baja a posarse en nuestros ojos como una suave y bella cometa.

Brihuega deberíamos considerarlo como uno de los pueblos medievales más bonitos de España

Fiestas

Es propio venir a Brihuega, como dicen sus lugareños, en las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Peña, que se celebran entre el 7 y el 22 de agosto. El 14 del mismo mes es la Procesión de la Recogida de la Cera, declarada de Interés Turístico Provincial. El día 15 es la fiesta mayor, con la procesión de la Virgen que recorre el pueblo. Aunque el día 16 se celebra el encierro, el segundo más antiguo de España.

Gastronomía

Por supuesto, la famosa miel de la Alcarria, después de unas buenas migas o unas judías con oreja o perdiz de primero, y de segundo, el cabrito asado o el codillo en salsa. De postre, si aún no tenéis bastante, probad las tortas de la Virgen o de chicharrones, los mantecados, los bizcochos borrachos, las empanadillas de cabello de ángel o de crema…

Cómo llegar

Brihuega se encuentra a 30 kilómetros de Guadalajara, y a 90 de Madrid. Si venís desde Madrid, desde Zaragoza o desde Cataluña, hay que tomar la A – 2 y a 20 kilómetros al norte de Guadalajara veréis un cartel en plena carretera que nos lleva hasta Brihuega.

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Foto vía: Flickr

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Sin comentarios

  1. Javier dice:

    Hace unos meses se inauguro un museo de miniaturas, que recopilo un famoso Brihuego Juan Elegido Millan conocido como el profesor Max, que gracias a sus viajes realizando sus experiencias hipnóticas por el mundo fue recopilando la coleccionó mas curiosa de las cosas mas pequeñas; podemos destacar una pajarita de papel realizada por D.Miguel de Unamuno, pintura de la ultima cena de Leonerdo de Vinci sobre un grano de arroz, la casita de muñecas mas pequeña del mundo de tamaño de un dedal y cientos de increíbles piezas mas del arte de la miniatura.

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